Thursday, April 14, 2005

Cuando el destino te juega mal...

Soy una fiel protectora de el dicho "por algo pasan las cosas" y si, recuerdo que estando en la secundaria, un dia, por mis muy bien montados ovarios no se me dió la gana ponerme el swetter de el uniforme, y me puse uno verde pero que no precisamente era el oficial, llegué a la puerta de la secundaria para que la odiosa prefecta-con-las-manos-en-la-cintura me regresara a mi casa por no traer el uniforme, era la primera vez que me sucedia semejante cosa, y más cuando yo era de ese grupo selecto de hijos de maestros que eran practicamente "intocable" agregandole a esto que mi Mamá daba clases en esa misma secundaria, la prefecta pobrecita, "no sabia quien era yo", con las mismas manos en la cintura camine unos pasos, en eso entró mi pánico al pensar en "que le voy a decir a mi mamá!, que me regresaron de la escuela?!!!...argh! (no que muy intocable?), no camine más que otros 10 pasos cuando vi que un señor prestaba su bicicleta como una empirica escalera para unos niños que se estaban saltando la barda para poder entrar a la escuela, y ahi voy de nuevo, yo y mis practicas ideas, me salte al igual la barda y me fui directo a la clase que me esperaba, que no era mas que educacion fisica, que por falta de maestro, o ganas de el maestro, nadie hacia mas que hacer lo que se le diera su gana, habia 2 opciones, veneno niños y niñas, o futbol de niños donde las niñas solo participaban de "animadoras", me incline por el veneno, oh oh, debi quedarme de animaladora, jugando este peligrosisimo juego, me solté o me soltaron cuando ibamos como 140 Km/h , seguro ni a 10 ibamos, pero juraba que era muchisimo mas, perdi 5 minutos de mi vida, cuando abri los ojos, animadoras, futbolistas y "venenosos" estaban ahí, viendome postrada en el suelo, y despues de la multitud,a lo lejos se acercaba aquella -manos-en-la-cintura-prefecta... gritando "pues que tu no fuiste a la que regrese a su casa???..."..una vez recuperada de el shock y en algo de el madrazo,....voy de nuevo a la calle...Al momento de explicar toda mi travesia a mi mama, obviamente exagere mi caida y puntualice el hecho de que era inconcebible que mandaran a su suerte a una practicamente-niña de vuelta a su casa, y "si mama tecnicamente si fui a la escuela, lo que pasa es que la pinche prefecta no entendió que mis ganas por el conocimiento fueron mas fuertes que su negligente-restriccion de no dejarme entrar a la escuela..."

Ese dia, simplemente no debi de haber ido a la escuela....Y no es tanto que el destino nos juegue mal, en la mayoria de los casos nos ponemos en el juguetero..

1 comment:

Abel M said...

Cuando estaba en la secundaria, en tercero, me tocó entrar a una escuela nueva, o mejor dicho, el nuevo era yo. Después de dos años en la Escuela Secundaria Técnica #1, en Michoacán (hay como veintemil de estas EST #1, yo creo que todas han de llamarse igual), fui a parar a Guadalajara, Jalisco para cursar el tercer año, en la Escuela Secundaria Federal "Pedro Ogazón", en la colonia Miravalle.

Entonces, pocos me conocían, sobre todo de las clases inferiores (primero y segundo, y no me refiero a inferiores por ser menores en grado, sino inferiores to todo el sentido de la palabra; cuando estás en tercero, eres Rey!). Iba en el turno vespertino, o sease en la tarde. Como desde muy pequeño el control parental no pesaba sobre mí (a saber, mis padres estaban lejos en los USA, y yo en Guanatos, que es el nombre del bajo mundo para la Perla Tapatía), entonces era común que llegara tarde a la escuela (un patrón de tardanza que me ha acompañado, con honrosas excepciones, desde entonces).

Cada semana le tocaba a un grupo hacerla de "seguridad". Como solo había dos grupos de tercero, era más común que fueran de primero o segundo los que estaban a la puerta tomando nombres. Pero yo me escudaba en la anonimidad. "¿Cuál es tu nombre y clase?" me preguntaban esos escuincles a los cuales apenas me dignaba a dirigirles la palabra. "José García (cualquier nombre plausible que se me ocurriera en el momento), 3o B" decía yo, mientras pasaba inpúne entre los pobres chavos o chavas que les tocaba esa ingrate tarea. Yo no estaba en 3o B, sino en el grupo A, y los del B eran enemigos irreconciliables, asi que además, les echaba mala fama a esos jijos.

Cuando tocaba a 3o B, pues entonces sí me esforzaba por llegar a tiempo, y cuando era mi grupo, me refugiaba en la complicidad de la camaradería, que aunque al principio les era extraño, aun así la solidaridad de clase aplicaba (yo te cubro, tú me cubres).

Nunca me cacharon, estimulando en mí la audacia que me permitió, años después faltar a la mayoría de las clases en la escuela superior (claro, que estudié para pasar los exámentes, no crean que no).

Hasta que leí tu anecdota me trajo a la mente estas y otras diabluras que hacía cuando en la secundaria (como faltar los lunes a los honores a la bandera, lo cual me costó un día ir a clases cuando estas se habían suspendido: el anuncio lo hicieron durante aquel acto solemne, y al estar yo en la tiende a la vuelta, echando relajo con otros desertores de la patria honra, no me dí cuenta; oh vergüenza, todos señalándome mientras regresaba cabízbajo a casa -para que vean que no todo fue inpunidad, también te toca la de perder a veces).